En este documento vamos a
explicar que se entiende por este trastorno, cuales son los rasgos
fundamentales presentes en estos niños. Hablaremos también de las causas y del
tratamiento que reciben.
Leo
Kanner (1943) es quien
realizó la primera descripción del trastorno. El autismo es un trastorno del
desarrollo infantil. Esto significa que se trata de un trastorno que se
manifiesta en los primeros tres años de la vida y que se caracteriza porque no
aparecen – o lo hacen de modo claramente desviado de lo esperable - algunos
aspectos normales del desarrollo: las competencias habituales para
relacionarse, comunicarse y jugar o comportarse como los demás niños.
Es importante ser
consciente del comienzo precoz de esta patología en el primer periodo de vida.
El autismo es el resultado
de un daño neurológico que afecta a las funciones cerebrales e interfiere en el
desarrollo normal del cerebro en las áreas de razonamiento, habilidades de
comunicación y la interacción social.
Cuando hablamos de autismo
hablamos de un conjunto de alteraciones semejantes, pero cuya manifestación
varía mucho en grado y forma de unos niños a otros, es decir a pesar de las
diferencias que pueda existir entre diferentes personas con autismo, todas
ellas comparten dificultades en cuanto a habilidades sociales, de comunicación
e imaginación; por lo que hablamos de Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya
que se entiende el autismo como un continuo de síntomas que van de mayor a
menor gravedad. Este término fue introducido por Lorna Wing (1988).
Lorna Wing diferenció
entre 4 dimensiones principales alteradas en los niños con autismo:
- Alteración
cualitativa en la interacción social
- Alteración
en las capacidades de comunicación social
- Patrones restringidos de comportamiento, intereses
y actividades
- Alteración
en las habilidades de imaginación y comprensión social
- Alteraciones cualitativas en la interacción social:
No
les resulta sencillo apreciar las intenciones de los demás, desarrollar juegos
y hacer amigos. En consecuencia, el mundo social no les resulta fácil y en
muchas ocasiones no les interesa, mostrando aislamiento. Estas limitaciones
sociales son especialmente marcadas en la infancia, atenuándose un poco a lo
largo de la vida; ya que su interés social va aumentando espontáneamente y ello
favorece el aprendizaje de nuevas competencias.
- Alteraciones en la comunicación social
Frecuentemente,
aquellos que desarrollan el habla lo hacen con ciertas características
peculiares: ecolalia (repiten lo que escuchan de la gente de su alrededor),
perseveración en las actividades, entonación anormal, etc. Lo más
característico es el que el lenguaje no es utilizado de manera social para
compartir experiencias y vivencias; presentando dificultad para iniciar o
mantener una conversación recíproca; comprender sutilezas, bromas, ironía o
dobles intenciones. Este fallo de la comunicación verbal se acompaña además de
pobreza o ausencia de la comunicación no verbal: gestos, posturas o expresiones
faciales que acompañan normalmente al habla o la sustituyen.
- Patrones restringidos de comportamiento, intereses y actividades
Las
personas con autismo presentan intereses especiales, que no son frecuentes en
otras personas de su edad (fascinación por partes de objetos, piezas
giratorias, letras o logotipos, etc.), aunque lo más característico es que no
comparten sus intereses con los demás. Pueden aparecer movimientos corporales
estereotipados (aleteos, giros sobre uno mismo, balanceo, deambulación sin
funcionalidad, etc.). El juego tiende a ser repetitivo y poco imaginativo
(hacer hileras, agrupamientos, fascinación por contar y repetir, etc.). Muchas personas
presentan ansiedad ante los cambios de sus rutinas y/o del entorno (horarios,
recorridos, objetos o personas que cambian su ubicación o postura, etc.). En
las personas con mayor capacidad intelectual sus intereses restringidos son más
sofisticados y pueden incluir el hacer colecciones, listados, recopilar datos
sobre temas específicos: astronomía, monedas, mapas, trenes, programas
informáticos, etc.
Muchos
de estos niños padecen fenómenos de hipo e hipersensibilidad a los estímulos
sensoriales. Esta alteración sensorial puede explicar fenómenos frecuentemente
observados como por ejemplo, taparse los oídos, no tolerar determinados
alimentos o tejidos, rechazar el contacto físico, autoestimularse con la saliva
o mirando reflejos ópticos, o responder inusualmente al dolor.
- Alteración en las
habilidades de imaginación y comprensión social:
Manifiestan limitaciones
en el juego que realizan. Presentan un juego primario, y solitario. Realizan las actividades que
les interesan en ese momento con preferencia en juegos mecánicos y funcionales
con escasa función simbólica.
La detección precoz es uno
de los principales objetivos para los Servicios de Atención Primaria, ya que
conlleva la intervención temprana y a la mejora del pronóstico, pasos
esenciales para los niños con TEA.
En términos generales el
autismo se caracteriza por un extremo aislamiento del niño en relación al
ambiente, esto lo podemos observar cuando a los cuatro meses el bebé no muestra
movimientos anticipatorios para ser cogido en brazos.
En
la actualidad, la evidencia científica plantea una visión multifactorial
compleja, por interacción de diversos factores, genéticos y ambientales, sin
que todavía se conozca exactamente cuáles son y cómo interactúan los posibles
factores ambientales sobre la susceptibilidad genética. Entre los factores
ambientales, se han sugerido infecciones víricas (rubéola, herpes,
citomegalovirus, etc.), complicaciones obstétricas, administración de vacunas
(aspecto controvertido que recientemente se ha absolutamente descartado),
intoxicaciones, intolerancia a ciertos alimentos y nutrientes, consumo de
determinados productos durante el embarazo, alteraciones gastrointestinales,
etc. Hasta la fecha, la conclusión de los numerosos grupos de trabajo es que no
existe evidencia documentada de modo científico, que pruebe que los factores
ambientales estudiados sean por sí mismos causantes del autismo.
Aunque
algunos estudios e informes familiares señalan anomalías observables en los
primeros 12 – 18 meses de vida, es actualmente a partir de los 24 meses cuando
se aprecian, con mayor intensidad, los síntomas característicos. El desarrollo
del lenguaje, en los primeros años de vida, presenta un retraso significativo o
características peculiares en una mayoría de personas con TEA.
En
niños de alrededor de dos años de edad, los síntomas más frecuentes son: la
ausencia de una mirada normal a los ojos; el no compartir interés o placer con
los otros; la falta de respuesta al ser llamado por su nombre; el no “llevar y
mostrar” cosas a los demás, y el no señalar con el dedo índice.
Signos precoces detectados
con más frecuencia en el niño con riesgo de autismo:
-
Retraso en el desarrollo de la comunicación
y del lenguaje
-
Dificultad para dirigir su mirada en la
misma dirección en que mira otra persona
-
No mira hacia donde otros señalan
-
Ausencia se atención conjunta (no alterna
la mirada entre un objeto y el adulto)
-
Ausencia de gestos comunicativos (apenas
señala para pedir, no dice adiós con la mano)
-
Ausencia del balbuceo inicial/comunicativo
como si conversara con un adulto
-
Ausencia de palabras o de frases simples
-
Regresión en el uso de palabras o frases y
en la implicación social
-
Alteraciones en el desarrollo de la
interacción social, la respuesta emocional y el juego
-
Falta de sonrisa social
-
Falta de interés en juegos de interacción social
-
Escaso interés en otros niños (los ignora evita, no imita sus juegos)
-
No responde cuando se le llama por su
nombre
-
Ausencia de juego funcional o simbólico
(dar de comer, bañar o vestir a un muñeco)
-
Escasez de expresiones emocionales
acompañadas de contacto ocular asociados a situaciones específicas
-
Ausencia de imitación espontanea
-
Intereses restringidos y movimientos
repetitivos
-
Ausencia o escasa exploración visual activa
del entorno
-
Tendencia a fijarse visualmente en ciertos
estímulos u objetos (como son las luces)
-
Tendencia a sub- o sobre- reaccionar a
sonidos u otras formas de estimulación ambiental (ejemplo: busca ciertos
estímulos o se cubre los oídos ante sonidos que no son muy fuertes)
-
Movimientos repetitivos o posturas del
cuerpo, brazos, manos o dedos
-
Tono muscular, posturas, patrones de
movimientos anormales.
-
Irritabilidad
-
Desórdenes del sueño
Un
programa eficaz va construyendo competencias a partir del interés del niño (o
fomentándolo inicialmente), a menudo con un calendario predecible, enseñando
tareas fraccionadas en pasos sencillos, implicando activamente al niño en
actividades altamente estructuradas y reforzando de maneras variadas su
comportamiento. La participación de los padres se ha identificado como un
factor fundamental para el éxito y la familia debe coordinarse con el
profesorado y otros profesionales de apoyo a la hora de determinar objetivos y
sistemas de apoyo (comunicación aumentativa, ayudas visuales, uso de las nuevas
tecnologías, historias sociales, etc.).
La enseñanza organizada y estructurada, sea en contextos naturales
(su casa) o en contextos específicos de aprendizaje (la escuela o servicios
especializados), es la intervención más eficaz y hay datos que apoyan que el
recibir este tipo de intervención desde la temprana infancia, esto es durante
la educación pre-escolar, se asocia con un mejor pronóstico.
BIBLIOGRAFIA:
-
Josep M. Brun,
Rafael Villanueva. Niños con autismo.
Experiencia y experiencias. Editorial Promolibro, Valencia. ISBN:
84-7986-573-3.
-
Llúcia Viloca. El niño autista. Detección, evolución y
tratamiento. Ediciones CEAC. S.A. 2003. ISBN 84-329-9530-4.
-
http://autismodiario.org/
Lucía
Galván
Psicóloga
Col.
18562