sábado, 25 de mayo de 2013

HIPOACUSIA INFANTIL III


Alrededor del mundo se usan diferentes modalidades comunicativas en la educación del alumnado con hipoacusia. A continuación expondremos las características más importantes de estas modalidades.

Modalidades audio-orales exclusivas
  • Trabajan exclusivamente el desarrollo de la lengua oral hablada y escrita solo admiten el habla como única vía de expresión no escrita.
  • Enfatizan el uso de prótesis auditivas desde bien pequeños ya se trate de audífonos como de implante coclear.
  • Enfatizan la educación de los restos auditivos, trabajan mucho la atención auditiva.
  • Permiten la lectura labial para compensar la pérdida auditiva.
  • Pueden aceptar los gestos naturales (gestos no codificados) para acompañar el habla, pero no los signos de la lengua de signos.

Palabra complementada
·         Se trata de una modalidad audio-oral con apoyo a la lectura labial. La lectura labial está reforzada por el uso simultáneo de diferentes configuraciones de los dedos de la mano y de posiciones de la mano en varios lugares del rostro.
·         Con esta representación manual de los fonemas se evitan las ambigüedades de la lectura labiofacial debido a que hay fonemas invisibles a la vista, como los guturales: /g/, /k/; y otros que son visualmente similares y fáciles de confundir, por ejemplo: /p/, /b/, /m/.

Comunicación bimodal
  • Se trata del uso simultáneo en el tiempo de la lengua hablada y de signos de la lengua de signos.
  • El orden sintáctico es el de la lengua hablada, la lengua de signos se utiliza como soporte flexible.
  • La flexibilidad de uso de los signos de la lengua de signos puedeir variando, según las necesidades en las diversas situaciones comunicativas:
    • Signar sólo las palabras más importantes para la comprensión del discurso.
    • Signar todas las palabras, y también marcas sobrepuestas de carácter gramatical.
    • Utilizar también dactilología para palabras sin signo conocido, o también la palabra complementada.

Modalidad bilingüe
  • Consiste en el uso conjunto (pero no simultáneo, a diferencia del bimodal) de la lengua de signos y de la lengua oral como vehículos de comunicación.
  • Se pretende la máxima competencia lingüística en ambas lenguas.
  • Dadas las implicaciones de la sordera en la dificultad de adquisición de la lengua oral, la competencia lingüística alcanzada en lengua de signos resulta superior a la de la lengua oral. No resulta, por lo tanto, un bilingüismo repartido a partes iguales.
  • La lengua de signos se utiliza como lengua de comunicación y de aprendizaje, y también como mediadora metalingüística para el aprendizaje de la lengua oral, principalmente en su forma escrita.
  • La educación bilingüe acostumbra a realizarse en centros específicos para alumnado sordo. Las experiencias más reconocidas tienen lugar en los países nórdicos europeos. En nuestro país también se denomina modalidad bilingüe la educación conjunta (en la misma aula) de alumnado sordo y oyente, donde las informaciones son vehiculizadas por el maestro/a en lengua oral al alumnado oyente, y en lengua de signos al alumnado sordo por otro profesional (intérprete o “cotutor/a”).


La mayoría de escuelas ordinarias están en condiciones de dar una respuesta educativa adecuada a las necesidades del alumnado que presenta pérdidas auditivas ligeras o moderadas, ya que en la mayoría de los casos sólo requieren medidas organizativas que generalmente se pueden resolver con los propios recursos de los que está dotado el centro. Al tratarse de alumnos con buenas capacidades auditivas y ayudados por el uso de audífonos debidamente adaptados, suelen no tener dificultades importantes para acceder al currículum, y no requieren demasiadas adaptaciones.
En estos casos, en Catalunya, puede ser suficiente con recibir el asesoramiento puntual o periódico del Centro de Recursos Educativos para Deficientes Auditivos (CREDA) y, si es necesaria, la atención logopédica individual. Por estos motivos el alumnado de estas características puede ser escolarizado sin demasiadas dificultades en cualquiera de los centros ordinarios de su zona.


Pero que son los CREDA?
Los CREDA son equipos multidisciplinares integrados por logopeda itinerantes, psicopedagogos y audioprotesistas que se desplazan a los colegios y realizan las siguientes funciones:
• Valoración audiológica y audioprotésica
• Valoración, seguimiento y orientación psicolingüística y psicopedagógica
• Atención logopédica
• Asesoramiento a profesores
• Orientación a las familias

Por otro lado hay el alumnado con sorderas importantes, el cual presenta unas necesidades educativas significativas y en consecuencia requiere un trabajo específico y planificado de la lengua para desarrollar el lenguaje, y también una mayor adaptación de las estrategias instructivas por parte del profesorado, así como medidas de adaptación del currículum, sobre todo en las áreas de lengua, lengua extranjera y educación musical. Por este motivo requiere también recursos de los cuales no está dotada habitualmente la escuela ordinaria, y unas medidas organizativas de más alcance a fin de facilitar su acceso al currículum. Por ello se considera adecuado el agrupamiento de este alumnado en determinados centros que reúnan la implicación y los recursos necesarios.

Los padres de cada niño, una vez recibida toda la información en relación a su hijo y tras conocidas las diferentes ofertas de modalidad educativas existentes a su sector, deben elegir el tipo de escolarización más adecuada a sus preferencia.

Modalidades comunicativas y lingüísticas en Barcelona

En la ciudad de Barcelona la administración educativa proporciona al alumnado sordo y a sus familias una oferta educativa que contempla tres modalidades de escolarización:
Modalidad oral en centros ordinarios
  • Se trabaja el desarrollo de la competencia lingüística del alumnado sordo utilizando exclusivamente la lengua oral que se utiliza como instrumento exclusivo de comunicación y de aprendizaje.
  • El alumnado sordo realiza en el aula ordinaria, con los compañeros oyentes, la mayor parte de las actividades, y recibe una atención logopédica personalizada, individual o en pequeño grupo, principalmente fuera del aula ordinaria, por parte de una logopeda del CREDA.

Modalidad bilingüe en centros ordinarios
  • Se trabaja el desarrollo de la competencia lingüística del alumnado en lengua de signos conjuntamente con la lengua oral.
  • La lengua de signos se utiliza como vehículo prioritario de comunicación y como instrumento de acceso al currículum.
  • El alumnado sordo realiza en el aula ordinaria la mayor parte de las actividades. Se cuenta dentro el aula con un profesional que interpreta simultáneamente en lengua de signos las explicaciones del maestro de aula.

Modalidad bilingüe en centro específico
  • Se trabaja el desarrollo de la competencia lingüística del alumnado en lengua de signos conjuntamente con la lengua oral.
  • Al ser todo el alumnado sordo es posible utilizar directamente la lengua de signos como vehículo de comunicación y como instrumento de acceso al currículum escolar sin necesidad de interpretación por parte de otro profesional.
  • Todo el profesorado es especialista en la educación de alumnado sordo.


BIBLIOGRAFIA
Guia per a famílies d’infants amb sordesa o sordceguesa de la Generalitat de Catalunya


Anna Caralt Fort
Logopeda
colegiada 3735


viernes, 17 de mayo de 2013

HABILIDADES SOCIALES II


HABILIDADES SOCIALES II

Esta semana queremos abordar en más profundidad un tema que ya apuntamos en anteriores entradas, el desarrollo de las habilidades sociales en los niños.
Tal como expusimos en la entrada Pautas para el desarrollo de 0 a 2 años (http://atencionprecozyfamilia.blogspot.com.es/2012/04/pautas-para-el-desarrollo-de-bebes-de-0.html) las habilidades sociales son importantes porque…

“Somos seres sociales, por lo que los bebés han de aprender a estar con otras personas desde su nacimiento. Durante los dos primeros años darle un entorno de figuras de referencia (aquellas personas que intervienen en la crianza del bebé, padres, abuelos,…) estable le ayudará a sentirse a gusto y apegarse, creando vínculos. También es la edad en la que se han de introducir niños por lo que ir al parque es básico.
Será bueno que las figuras de referencia para él le digan y corrijan cuando realiza comportamientos o actitudes que no son las adecuadas, como podrían ser gritar en el médico, dar pataletas en el supermercado.”

A partir de los 3 años la posibilidad de establecer relaciones interpersonales adecuadas con los demás está determinada por las habilidades sociales que poseemos, es decir, el conjunto de conductas y estrategias adquiridas por una persona y que pone en práctica al establecer una relación interpersonal en diferentes contextos.

En los años preescolares se desarrollan muchas de las habilidades necesarias para la vida social. La entrada en la escuela es un momento clave donde los niños/as aprenden a relacionarse con otros en un ambiente lúdico, pero también guiado y donde estas relaciones entre iguales y el contexto escolar pasa ha ser de referencia para los pequeños.
Algunas habilidades sociales que se desarrollan en la etapa preescolar y que son necesarias para el ajuste social son:
  •       LA TOMA DE TURNOS y EL RESPETO DE LOS TURNOS EN EL JUEGO.
  •        COMPARTIR.
  •        AYUDAR A OTRO.
  •        ESCUCHAR.
  •        EXPRESAR VERBALMENTE LOS SENTIMIENTOS.
  •        AUTOCONTROL.

Todas estas habilidades pueden ser enseñadas a través de actividades creativas que ayuden a los niños y las niñas a identificar diversas habilidades sociales y entender por qué son necesarias.
El juego es el ambiente en el que se pueden aprender y practicar todas estas habilidades sociales arriba expresadas. Las estrategias a través del juego ofrecen varias ventajas para el adulto, entre las que podemos mencionar la posibilidad de atraer la atención de los pequeños y generar episodios divertidos, compenetrarnos con el mundo infantil y, quizá lo más importante, propiciar un aprendizaje significativo para cada uno de los niños y niñas.
A continuación vamos a exponer algunos juegos que están especialmente indicados para estimular cada una de estas habilidades:

La granja
A partir de la lectura de un cuento sobre una granja, conseguir animales de juguete así como una granja de juguetes y crear grupos de 4-5 niños donde los niños tengan que jugar a montar la granja juntos, para después poder jugar con ella creando una historia con los animales.
Con este juego aprenden los niños a compartir, respetar los turnos, escuchar a otros compañeros, en una actividad divertida.

El veterinario.
A partir de un relato de alguno de los niños sobre alguna mascota que hayan tenido que llevar al veterinario, pedir a los niños que interpreten esa historia, preguntándole como ha debido de sentirse el dueño del animal al ver a su mascota enferma, que sentimientos puede haber desarrollado el animal al tener que ir al veterinario y pudiendo interpretar diferentes roles.
Compartir y respetar los turnos, aprender a tolerar la frustración de perder y los sentimientos negativos, son algunas de las habilidades que se pueden practicar con este simple juego.

La Oca.
Con el juego de la oca tradicional los niños aprenden a tener que respetar los turnos, a tener que tolerar la frustración de no salirse con la suya, aprender a generar autocontrol para que la frustración no le lleve a hacer comportamientos agresivos.

Colores que no se ven.
Hacer parejas de compañeros y proponerles hacer un mural (pintar un paisaje) pero uno de ellos se tapara los ojos con un pañuelo y tendrá que ser guiado por el otro para hacer el dibujo. De esta manera los niños aprenderán a colaborar, a ayudarse mutuamente y a ir todos a una para conseguir un objetivo común.

Las habilidades sociales se pueden entrenar y aprender. Es importante que los niños, a través del juego, puedan aprender estas habilidades sociales y las puedan practicar en un clima lúdico y relajado con otros niños y con la guía de un adulto.

Bibliografía
Manual para la promoción de habilidades de comunicación social en niños preescolares
Dra. Lizbeth O. Vega Pérez.
Actividades para el desarrollo de la inteligencia emocional en lo s niños. Sergi Camara. Editorial. Parramon, 2012.

Silvia Pastor López
Psicóloga
Col.17944

sábado, 11 de mayo de 2013

La resiliencia


Desde hace unas décadas muchos autores han hablado de la resiliencia. Seguro que muchos podéis haceros una idea de lo que es. Con el artículo de esta semana propongo conocer algo más la resiliencia y dar algunas ideas sobre cómo ayudar a desarrollar la capacidad de resiliencia en los niños.

La primera definición que me dieron sobre resiliencia fue:

“Proceso dinámico que acompaña a una adaptación positiva dentro de un contexto de significativa adversidad.
Es la capacidad de reaccionar saludablemente delante de situaciones de adversidad o de riesgo. Lleva implícito la exposición a una amenaza significativa o adversidad severa, y la consecución de una adaptación positiva.”

Con el tiempo he tenido oportunidad de leer algo más sobre este tema y encontré una definición que me pareció mucho mejor:

Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas.
Grotberg (1995)

Los primeros años de vida son muy importantes para formarnos como personas y integrarnos en la comunidad en la que vivimos. Esto implica las relaciones con los padres, con los hermanos (si los hay), con los vecinos, el colegio…
Esto que ahora como adultos nos parece tan sencillo, porque creemos que los problemas de la vida adulta son mucho más importantes, no lo es tanto. Es en estas primeras etapas donde la creación del vínculo materno, la influencia de las pérdidas y las separaciones son muy importantes, ya que son las primeras experiencias emocionales.
Unas buenas experiencias emocionales ayudan al adecuado desarrollo psíquico del niño. Esto ayuda a generar factores de protección en el propio niño que ayudaran en la evolución del niño potenciando un desarrollo harmónico y, si es necesario, actuará como protección contra situaciones de riesgo. Es importante favorecerlos para dar soporte a un desarrollo equilibrado y autónomo. En conclusión, la resiliencia es un factor de protección personal del niño.
Si los padres consiguen crear una adecuada vinculación, saber diferenciarse del niño cuando llega el momento de ofrecer más autonomía al pequeño y ayudarle a construirse como persona, ese niño será un niño resiliente. Podemos hacerlo intentando organizar su entorno y su mundo, para que a través de esta organización él pueda experimentar como funciona, probar donde está el límite, aprender de la frustración, diferenciar la fantasía de la realidad, etc.
La situación económica y social que atravesamos está generando altos niveles de estrés y ansiedad en los adultos que perjudican y estresan a los niños. Es por eso que es importante generar la capacidad de resiliencia en los niños.

Ante este contexto, la Academia Americana de Pediatría ha creado una guía dirigida a padres para que aprendan cómo desarrollar la resiliencia en sus hijos. El doctor Kenneth Ginsburg, pediatra especializado en medicina del adolescente, y uno de los colaboradores de la guía, ha identificado “las 7 C’s de la resiliencia”.
Los padres y otros cuidadores pueden utilizar estas directrices para ayudar a sus hijos a reconocer sus habilidades y recursos propios y ser más resilientes.

1. Competencia:
Describe el sentimiento de ser consciente que uno puede manejar una situación de manera eficaz. Se puede ayudar a aumentar la competencia de los niños…
  • Ayudándoles a centrarse en sus puntos fuertes.
  • Haciendo que relacionen los errores identificados con incidentes específicos.
  • Capacitando a los niños a tomar decisiones.
  • Teniendo cuidado de que el deseo de proteger a un hijo no envíe un mensaje erróneo que haga pensar al niño que no es suficientemente competente para manejar ciertas situaciones.
  • Reconociendo las competencias de los hermanos por separado y evitar comparaciones entre ellos.

2. Confianza:

La creencia de un niño en sus propias habilidades es fruto de su competencia. Se la he dar confianza…
  • Centrándose en lo mejor de cada niño para que él/ella también pueda tener consciencia.
  • Expresando claramente las mejores cualidades, como la sinceridad, la integridad, la persistencia y la bondad.
  • Reconociéndole y valorándole las cosas bien hechas.
  • Alabando con honestidad sus éxitos concretos y a la vez evitar “falsas” alabanzas.
  • Evitando empujar al niño a tomar acciones que difícilmente podrá manejar.

3. Conexión:

Desarrollar estrechos lazos y vínculos con la familia y la comunidad permite crear un sólido sentimiento de seguridad que ayuda a generar fuertes valores, y por otro lado, evita desarrollar sentimientos de individualidad y egoísmo. Para ayudar a un niño a establecer una conexión con su entorno, hay que ayudarlo…
  • Haciendo que se sienta seguro tan físicamente como emocionalmente.
  • Permitiéndole que exprese todas sus emociones para que el niño se sienta confortable en momentos difíciles.
  • Abordando los conflictos abiertamente dentro del núcleo familiar para solucionar los problemas.
  • Creando un área común en el que la familia pueda compartir tiempo (no necesariamente mirando la TV).
  • Fomentando una sana relación que refuerce mensajes positivos.

4. Carácter:

Los niños necesitan desarrollar un sólido conjunto de valores morales para determinar lo que está bien y lo que no y demostrar una actitud afectiva hacia los demás. Para fortalecer el carácter de un hijo, hay que empezar...
  • Demostrándole cómo el comportamiento de uno puede afectar a los demás.
  • Ayudándole a que se reconozca él/ella mismo/a como una persona afectiva.
  • Demostrándole la importancia de pertenecer a la comunidad.
  • Evitando prejuicios o estereotipos de carácter racistas o que inciten al odio.

5. Contribución:

Los niños necesitan darse cuenta de que el mundo es un lugar mejor para vivir sólo por el hecho de que ellos forman parte de este mundo. Entender la importancia de su contribución personal puede servir como una fuente de propósitos y motivaciones personales. Hay que enseñar a los hijos a contribuir...
  • Comunicándoles que muchas personas en el mundo no tienen lo que necesitan.
  • Destacando la importancia de dar un servicio a terceras personas y entender el buen modelo de la generosidad.
  • Creando oportunidades para cada niño para que pueda contribuir de una manera específica.

6. Confrontación:

Aprender a hacer frente al estrés y saber gestionarlo ayudará a los hijos a estar mejor preparados para superar los retos de la vida. Hay que enseñarles a adoptar actitudes positivas para hacer frente a obstáculos...
  • Guiando a los hijos a desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas y positivas.
  • Dándose cuenta que decirle a un niño que pare con las malas conductas no será eficaz.
  • Entendiendo que la mayoría de comportamientos de riesgo en niños son reflejo de intentos de aliviar el estrés de su vida diaria.
  • No condenando a un hijo por las conductas negativas, y por el contrario, haciendo incrementar su sentido de arrepentimiento.

7. Control:

Los niños que son conscientes de que pueden controlar las consecuencias de sus decisiones tienen más probabilidad de darse cuenta que tienen la capacidad de recuperarse más pronto. Se puede ayudar a un hijo a tener más control sobre sus actos...
  • Ayudándoles a entender que los acontecimientos de la vida no son puramente al azar y que la mayoría de cosas que tienen lugar en nuestras vidas son fruto de nuestros actos y decisiones.
  • Aprendiendo que la disciplina se transmite a través de la enseñanza, no del castigo o del control; actuando con disciplina se les ayuda a entender qué actos producen ciertas consecuencias.

El Dr. Ginsburg resume lo más importante a tener en cuenta respecto la resiliencia en niños en estos 2 puntos:
-    Los niños necesitan saber que hay un adulto en su vida que cree en ellos y que los ama incondicionalmente.

-    Los niños vivirán una vida satisfactoria según sus expectativas
No hay una respuesta sencilla que garantice la resiliencia para cada situación. Sin embargo, nos podemos desafiar a nosotros mismos como padres para ayudar a nuestros hijos a desarrollar la habilidad de analizar y afrontar sus propios retos y ser más resilientes, estar más capacitados, y en definitiva, ser más felices.


BIBLIOGRAFIA:

http://www.healthychildren.org/English/healthy-living/emotional-wellness/Pages/Building-Resilience-in-Children.aspx

-Cyrulnik, B.(2001) Los patitos feos.La resiliencia: Una infancia infeliz no determina la vida. Madrid.Gedisa,2002

lunes, 6 de mayo de 2013

EPILEPSIA INFANTIL I


EPILEPSIA INFANTIL

En esta publicación presentamos la Epilepsia Infantil, ya que actualmente es una patología relativamente común en niños y en la que es necesario tener ciertos conocimientos sobre ella para saber cómo actuar si tenemos hijos o si estamos en presencia de niños con presencia de este tipo de síndrome.

Su aparición puede ser a cualquier edad, pero por lo general aparece en la infancia, se calcula que la padece entre el 1% y el 2% de la población mundial, lo que la convierte en la primera enfermedad neurológica más común.

La epilepsia es un trastorno provocado por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas en alguna zona del cerebro. La persona afectada puede sufrir una serie de convulsiones o movimientos corporales incontrolados de forma repetitiva. A esto se le llama "ataque epiléptico".
Para considerar epiléptico a alguien, los ataques deben repetirse con cierta frecuencia (ataques recurrentes). La epilepsia tiene su origen en unos cambios breves y repentinos del funcionamiento del cerebro; por esta razón, se trata de una afección neurológica.
En niños y adolescentes existe una variedad de síndromes epilépticos propios de la edad. Aparecen durante una edad típica y cada síndrome suele tener una evaluación típica.
Algunas veces la epilepsia es sólo un síntoma más de un daño cerebral difuso. Este daño puede ocasionar un retraso en el desarrollo motor e intelectual del niño. No siempre es posible encontrar una causa concreta de este daño. Múltiples factores como la genética, problemas de aporte de oxígeno al cerebro durante el embarazo/parto, o durante la fase neonatal, infecciones u otras causas pueden dañar el cerebro durante su desarrollo.

CAUSAS
¿Por qué se producen los ataques epilépticos?

La epilepsia puede aparecer a causa de una lesión, en muchos casos producida durante el nacimiento o inmediatamente después de nacer.
Las personas que tienen epilepsia sin indicios acostumbran a tener su primer ataque entre los 2 y los 14 años de edad. La epilepsia es un trastorno con muchas causas posibles. Cualquier cosa que impida o distorsione el patrón de actividad neuronal normal puede conducir a la aparición de una crisis epiléptica.
Predisposición hereditaria. Es más probable que una persona tenga convulsiones si sus padres han padecido crisis convulsivas.
Estado de maduración del cerebro. Aún entre las diferentes edades pediátricas, hay una enorme diferencia en la frecuencia de convulsiones infantiles. En la etapa prenatal el umbral es muy alto y las crisis son poco frecuentes; en el recién nacido (primeros 30 días) el umbral es bajo y las crisis frecuentes. Entre los dos y cinco años el umbral va aumentando hasta que alcanza el nivel máximo a los cinco años. De esto se podría deducir que la maduración cerebral por sí sola modifica la frecuencia de las crisis convulsivas. Los síndromes epilépticos en niños son completamente diferentes a los de los adultos.
Existencia de lesión cerebral. El cerebro puede estar programado para desarrollarse normalmente, pero puede sufrir lesiones durante el embarazo, el nacimiento o más adelante.
Reparaciones incorrectas. En algunos casos, el cerebro intenta reparar los daños causados, pero puede generar conexiones neuronales anormales que podrían conducir a la epilepsia.

Un niño tiene epilepsia cuando:
Es importante saber que muchos de los episodios aparentemente críticos no son epilepsias. Las “convulsiones febriles” (convulsiones que se desencadenan por fiebre y que suelen causar ningún daño) o los “espasmos del sollozo” (episodios no epilépticos donde el niño por culpa del llanto, de dolor o de rabieta, aguanta la respiración produciendo una apnea respiratoria que no suele dejar secuela), no entran dentro de la epilepsia.

Un niño tiene epilepsia cuando:
Padece de dos o más crisis convulsivas sin factores desencadenantes claros (fiebre, por ejemplo).
Pierde el conocimiento, presenta ausencias breves o suspensiones momentáneas de la actividad consciente manifestadas de forma reiterada.
Presenta contracciones musculares violentas, con sacudidas de uno o varios grupos de músculos.
Presenta alteraciones bucales, náuseas o sudoración excesiva, acompañadas de movimientos anormales.

TIPOS DE CRISIS EPILEPTICAS

- Epilepsia Rolándica (epilepsia benigna de la infancia con pautas centro-temporales): es la epilepsia focal más común en la infancia. Pertenece a los síndromes que ocurren entre los 3 y los 12 años, se llaman benignos porque desaparecen por si solos y en muchos casos no requieren tratamiento farmacológico). Es un síndrome genéticamente determinado y se relaciona con una alteración leve de la maduración cerebral. Las crisis habitualmente ocurren durante el sueño (aunque pueden ocurrir durante el día) y consisten en hormigueos o acorchamiento de un lado de la cara o la boca y la lengua, seguidos de movimientos rítmicos (clonias) en un lado de la cara. Se observa también un aumento de la salivación. Durante la crisis el niño no puede hablar bien pero no suele perder el conocimiento. Las crisis desaparecen hacia la pubertad. Los niños con epilepsia rolándica habitualmente tienen un desarrollo psicomotor normal, aunque en algunos casos puede afectar al comportamiento o a la capacidad de atención. Un 10-15% de niños afectados han tenido anteriormente crisis febriles.
- Epilepsia con ausencias: se caracteriza por presentar múltiples ausencias en el mismo día. Las ausencias son crisis generalizadas que producen una interrupción de la actividad con mirada fija durante unos segundos. Durante la crisis el niño no reacciona (pérdida de conocimiento). En algunos casos las ausencias se acompañan de mioclonias (espasmos) de los párpados o cejas. Este tipo de epilepsia se inicia en niños entre 3 y 12 años, siendo más frecuente en niñas. El pronóstico de la epilepsia con ausencias en la infancia es bueno, en la mayoría de casos desaparecen las crisis a largo plazo. La epilepsia con ausencias juvenil: empieza más tarde, alrededor de los 7 y 17 años, siendo igual de frecuente en niños y en niñas. Las ausencias son menos frecuentes que en la forma infantil. Ambos tipos de epilepsias tienen una causa genética y es frecuente encontrar familiares afectados del mismo tipo de epilepsia.
- Epilepsia mioclónica juvenil: se inicia entre los 12 y los 18 años en adolescentes sanos. Las crisis típicas son sacudidas (mioclonias) de las manos  y hombros, a veces también de piernas, que ocurren habitualmente tras levantarse por la mañana. Las mioclonias son movimientos cortos y bruscos, que se relacionan con una descarga en el registro electroencefalografico. El pronóstico es bueno en cuanto al control de la crisis con fármacos. El tratamiento se ha de mantener a lo largo de toda la vida, ya que este tipo de epilepsia no suele desaparecer en edad adulta.


En la siguiente entrada retomaremos la Epilepsia Infantil para hablaros del tratamiento y la prevención de este Síndrome; así como también cual es la mejor actuación frente a este tipo de personas, que es lo que debemos y no hacer.

BIBLIOGRAFIA

http://www.info-epilepsia.es/index_archivos/Page2044.htm
http://www.dmedicina.com/enfermedades/neurologicas/epilepsia
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/epilepsy.html



Lucía Galván Trapote
Psicóloga. 
Especialista en Atención precoz y familia
Núm. Col. 18562