Desde hace
unas décadas muchos autores han hablado de la resiliencia. Seguro que muchos
podéis haceros una idea de lo que es. Con el artículo de esta semana propongo
conocer algo más la resiliencia y dar algunas ideas sobre cómo ayudar a
desarrollar la capacidad de resiliencia en los niños.
La primera
definición que me dieron sobre resiliencia fue:
“Proceso
dinámico que acompaña a una adaptación positiva dentro de un contexto de
significativa adversidad.
Es la
capacidad de reaccionar saludablemente delante de situaciones de adversidad o
de riesgo. Lleva implícito la exposición a una amenaza significativa o
adversidad severa, y la consecución de una adaptación positiva.”
Con el tiempo
he tenido oportunidad de leer algo más sobre este tema y encontré una definición
que me pareció mucho mejor:
Capacidad del
ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e
inclusive, ser transformados por ellas.
Grotberg
(1995)
Los primeros
años de vida son muy importantes para formarnos como personas y integrarnos en
la comunidad en la que vivimos. Esto implica las relaciones con los padres, con
los hermanos (si los hay), con los vecinos, el colegio…
Esto que
ahora como adultos nos parece tan sencillo, porque creemos que los problemas de
la vida adulta son mucho más importantes, no lo es tanto. Es en estas primeras
etapas donde la creación del vínculo materno, la influencia de las pérdidas y
las separaciones son muy importantes, ya que son las primeras experiencias
emocionales.
Unas buenas
experiencias emocionales ayudan al adecuado desarrollo psíquico del niño. Esto
ayuda a generar factores de protección en el propio niño que ayudaran en la
evolución del niño potenciando un desarrollo harmónico y, si es necesario,
actuará como protección contra situaciones de riesgo. Es importante
favorecerlos para dar soporte a un desarrollo equilibrado y autónomo. En
conclusión, la resiliencia es un factor de protección personal del niño.
Si los padres
consiguen crear una adecuada vinculación, saber diferenciarse del niño cuando
llega el momento de ofrecer más autonomía al pequeño y ayudarle a construirse
como persona, ese niño será un niño resiliente.
Podemos hacerlo intentando organizar su entorno y su mundo, para que a través
de esta organización él pueda experimentar como funciona, probar donde está el
límite, aprender de la frustración, diferenciar la fantasía de la realidad, etc.
La situación
económica y social que atravesamos está generando altos niveles de estrés y
ansiedad en los adultos que perjudican y estresan a los niños. Es por eso que
es importante generar la capacidad de resiliencia en los niños.
Ante este contexto, la Academia Americana de Pediatría ha creado una guía dirigida a padres para que aprendan cómo desarrollar la resiliencia en sus hijos. El doctor Kenneth Ginsburg, pediatra especializado en medicina del adolescente, y uno de los colaboradores de la guía, ha identificado “las 7 C’s de la resiliencia”.
Ante este contexto, la Academia Americana de Pediatría ha creado una guía dirigida a padres para que aprendan cómo desarrollar la resiliencia en sus hijos. El doctor Kenneth Ginsburg, pediatra especializado en medicina del adolescente, y uno de los colaboradores de la guía, ha identificado “las 7 C’s de la resiliencia”.
Los padres y otros cuidadores
pueden utilizar estas directrices para ayudar a sus hijos a reconocer sus
habilidades y recursos propios y ser más resilientes.
1. Competencia:
1. Competencia:
Describe el sentimiento de ser
consciente que uno puede manejar una situación de manera eficaz. Se puede
ayudar a aumentar la competencia de los niños…
- Ayudándoles
a centrarse en sus puntos fuertes.
- Haciendo
que relacionen los errores identificados con incidentes específicos.
- Capacitando
a los niños a tomar decisiones.
- Teniendo
cuidado de que el deseo de proteger a un hijo no envíe un mensaje erróneo
que haga pensar al niño que no es suficientemente competente para manejar
ciertas situaciones.
- Reconociendo
las competencias de los hermanos por separado y evitar comparaciones entre
ellos.
2. Confianza:
La creencia de un niño en sus propias habilidades es fruto de su competencia. Se la he dar confianza…
- Centrándose
en lo mejor de cada niño para que él/ella
también pueda tener consciencia.
- Expresando
claramente las mejores cualidades, como la sinceridad, la integridad, la
persistencia y la bondad.
- Reconociéndole
y valorándole las cosas bien hechas.
- Alabando
con honestidad sus éxitos concretos y a la vez evitar “falsas” alabanzas.
- Evitando
empujar al niño a tomar acciones que difícilmente podrá manejar.
3. Conexión:
Desarrollar estrechos lazos y vínculos con la familia y la comunidad permite crear un sólido sentimiento de seguridad que ayuda a generar fuertes valores, y por otro lado, evita desarrollar sentimientos de individualidad y egoísmo. Para ayudar a un niño a establecer una conexión con su entorno, hay que ayudarlo…
- Haciendo
que se sienta seguro tan físicamente como emocionalmente.
- Permitiéndole
que exprese todas sus emociones para que el niño se sienta confortable en
momentos difíciles.
- Abordando
los conflictos abiertamente dentro del núcleo familiar para solucionar los
problemas.
- Creando un
área común en el que la familia pueda compartir tiempo (no necesariamente
mirando la TV).
- Fomentando
una sana relación que refuerce mensajes positivos.
4. Carácter:
Los niños necesitan desarrollar un sólido conjunto de valores morales para determinar lo que está bien y lo que no y demostrar una actitud afectiva hacia los demás. Para fortalecer el carácter de un hijo, hay que empezar...
- Demostrándole
cómo el comportamiento de uno puede afectar a los demás.
- Ayudándole
a que se reconozca él/ella mismo/a como una persona afectiva.
- Demostrándole
la importancia de pertenecer a la comunidad.
- Evitando
prejuicios o estereotipos de carácter racistas o que inciten al odio.
5. Contribución:
Los niños necesitan darse cuenta de que el mundo es un lugar mejor para vivir sólo por el hecho de que ellos forman parte de este mundo. Entender la importancia de su contribución personal puede servir como una fuente de propósitos y motivaciones personales. Hay que enseñar a los hijos a contribuir...
- Comunicándoles
que muchas personas en el mundo no tienen lo que necesitan.
- Destacando
la importancia de dar un servicio a terceras personas y entender el buen
modelo de la generosidad.
- Creando
oportunidades para cada niño para que pueda contribuir de una manera
específica.
6. Confrontación:
Aprender a hacer frente al estrés y saber gestionarlo ayudará a los hijos a estar mejor preparados para superar los retos de la vida. Hay que enseñarles a adoptar actitudes positivas para hacer frente a obstáculos...
- Guiando a
los hijos a desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas y positivas.
- Dándose
cuenta que decirle a un niño que pare con las malas conductas no será
eficaz.
- Entendiendo
que la mayoría de comportamientos de riesgo en niños son reflejo de
intentos de aliviar el estrés de su vida diaria.
- No
condenando a un hijo por las conductas negativas, y por el contrario,
haciendo incrementar su sentido de arrepentimiento.
7. Control:
Los niños que son conscientes de que pueden controlar las consecuencias de sus decisiones tienen más probabilidad de darse cuenta que tienen la capacidad de recuperarse más pronto. Se puede ayudar a un hijo a tener más control sobre sus actos...
- Ayudándoles
a entender que los acontecimientos de la vida no son puramente al azar y
que la mayoría de cosas que tienen lugar en nuestras vidas son fruto de
nuestros actos y decisiones.
- Aprendiendo
que la disciplina se transmite a través de la enseñanza, no del castigo o
del control; actuando con disciplina se les ayuda a entender qué actos
producen ciertas consecuencias.
El Dr. Ginsburg resume lo más importante a tener en cuenta respecto la resiliencia en niños en estos 2 puntos:
- Los niños necesitan saber que hay un adulto en su vida
que cree en ellos y que los ama incondicionalmente.
- Los niños vivirán una vida satisfactoria según sus expectativas
- Los niños vivirán una vida satisfactoria según sus expectativas
No hay una
respuesta sencilla que garantice la resiliencia para cada situación. Sin embargo,
nos podemos desafiar a nosotros mismos como padres para ayudar a nuestros hijos
a desarrollar la habilidad de analizar y afrontar sus propios retos y ser más
resilientes, estar más capacitados, y en definitiva, ser más felices.
BIBLIOGRAFIA:
http://www.healthychildren.org/English/healthy-living/emotional-wellness/Pages/Building-Resilience-in-Children.aspx
http://www.healthychildren.org/English/healthy-living/emotional-wellness/Pages/Building-Resilience-in-Children.aspx
-Cyrulnik,
B.(2001) Los patitos feos.La resiliencia: Una
infancia infeliz no determina la vida. Madrid.Gedisa,2002
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