En este documento
haremos referencia a los trastornos del desarrollo psicomotor. Dichos
trastornos reflejan siempre alteraciones en las que se ven afectados varios aspectos del desarrollo del niño, por
eso será importante poder intervenir cuanto antes ya que el trastorno puede
ir repercutiendo negativamente en otras áreas del niño, agravando y
perjudicando su desarrollo posterior.
Lo más frecuente en estos
trastornos es la presencia de una característica torpeza de movimientos
acompañados de un cierto grado de déficit en la resolución de tareas
cognitivas, por ejemplo en la resolución de problemas o en tareas que
requiera secuenciar acciones en un determinado orden.
Podemos decir que, de
modo general, los trastornos psicomotrices están muy ligados al mundo afectivo de la persona; de ahí, que
en la valoración se deba contemplar la globalidad del individuo.
El trastorno psicomotor, se
relaciona en forma negativa con el aprendizaje del niño, una buena educación
psicomotora en el niño, es la base para que logre una buena capacidad
intelectual. Desde que el niño nace realiza una serie de actividades
motrices, como las de mirar, girar su cabeza, agitar las manos, gatear,
hablar o caminar, estas actividades son las que le permiten conocer el mundo
que le rodea, por lo tanto le permiten iniciar sus primeros
aprendizajes.
Las manifestaciones de cada trastorno son muy individuales, pese a caracterizarse por unos rasgos
básicos comunes.
Un examen profundo y completo es básico para detectar las deficiencias
y trabajar sobre ellas.
A continuación
explicamos las características de los diferentes trastornos del desarrollo psicomotor:
DEBILIDAD MOTRIZ
Los niños que presentan
este trastorno tienen las siguientes características:
· Torpeza de
movimientos: Movimientos pobres y dificultad en su realización
· Paratonia: el niño no
puede relajar el tono de sus músculos de forma voluntaria, incluso en vez de
relajarlos, los contrae. Este rasgo es el más característico de este
trastorno.
· Sincinesias:
movimientos involuntarios e inconscientes que se producen cuando se realizan
otros movimientos voluntarios, es decir, dificultad para coordinar
movimientos.
Este trastorno afecta a
diferentes áreas del niño: al afectivo, la sensorial, al psíquico y al motor.
INESTABILIDAD MOTRIZ
El niño con
inestabilidad motriz es incapaz de
inhibir sus movimientos, así como la emotividad que va ligada a éstos.
Es incapaz de mantener un esfuerzo de
forma constante; se muestra muy disperso. Suele predominar la hiperactividad y las alteraciones en
los movimientos de coordinación motriz. Hay una constante agitación motriz.
Suele tratarse de un niño problemático y mal adaptado
escolarmente; presenta problemas de atención, de memoria y
comprensión, así como trastornos perceptivos y de lenguaje; el propio fracaso
escolar aumenta su desinterés por los aprendizajes.
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INHIBICIÓN MOTRIZ
El niño inhibido
motrizmente suele mostrarse tenso y
pasivo.
Muestra como un temor a la relación con el otro, a la
desaprobación, y ello le hace
"no hacer", "inhibir" lo que serían los amplios
movimientos corporales que le harían demasiado "visible".
RETRASOS DE MADURACION
Se valorará en relación al desarrollo motor de un niño normal o
estándar;
pero también deberán valorarse otros factores (además del psicomotor),
afectados por esta "dinámica madurativa". Probablemente,
encontraremos también como características
de este retraso un niño con inmadurez
afectiva, actitud infantil y regresiva, dependencia, pasividad.
DISARMONIAS TONICO-MOTORAS
Se trata de alteraciones en el tono: hay mala regulación del mismo. Puede darse en
individuos con un buen nivel motor. Tienen
que ver con las variaciones afectivas, con las emociones. Algunas de
ellas son:
- PARATONIA: característica ya
comentada en el trastorno de “debilidad motriz” el individuo no puede relajarse y el pretenderlo
aumenta más su rigidez.
- SINCINESIAS: característica presente
también en Debilidad motriz, son movimientos que se realizan de forma involuntaria, al contraerse un grupo de músculos, al
realizar otro movimiento sobre el que centramos nuestra atención. Como por
ejemplo cuando el niño mientras escribe saca la punta de la lengua. Tiene que
ver con cierta inmadurez sobre el
control del tono. Suele ser algo normal hasta los 10-12 años, edad en la que van desapareciendo.
Por sí mismas no son un trastorno, sino que suelen formar parte de algún otro problema.
TRASTORNOS DEL ESQUEMA
CORPORAL
Dentro de este grupo de
trastornos, encontramos :
- ASOMATOGNOSIA: el sujeto es incapaz
de reconocer y nombrar en su cuerpo algunas de sus partes. Suele esconder
alguna lesión neurológica.
- TRASTORNOS DE LA LATERALIDAD: estos
trastornos son, a su vez, causa de
alteraciones en la estructuración espacial y, por tanto, en la lectoescritura
(y, de ahí, al fracaso escolar).
Los más frecuentes son:
- Zurdería contrariada, aquellos
niños que siendo su lado izquierdo el dominante, por influencias sociales
pasa a encubrirse con una falsa dominancia diestra. La zurdería en sí no es
un trastorno; sí el imponer al niño la lateralidad no dominante para él.
- Ambidextrismo: el niño utiliza indistintamente los dos lados de su
cuerpo para realizar cosas; también origina serios trastornos espaciales en
el niño y en sus aprendizajes.
- Lateralidad cruzada: consiste en
la alternancia de dominancia entre ojo, mano y pie. Presente cuando el
niño no tiene una lateralidad claramente definida, hay que ayudar a
resolverlo en algún sentido. También origina problemas de organización
corporal.
APRAXIAS INFANTILES
El niño que presenta
una apraxia conoce el movimiento
que ha de hacer, pero no es capaz de
realizarlo correctamente. Se trata de un trastorno psicomotor y neurológico.
Existen muchos tipos de apraxias, y reciben
nombre en función de la localización de su incapacidad:
- APRAXIA IDEATORIA: en este caso,
para el niño resulta imposible "conceptualizar" ese movimiento.
- APRAXIA DE REALIZACIONES MOTORAS: al
niño le resulta imposible ejecutar determinado movimiento, previamente
elaborado. No hay trastorno del esquema corporal. Se observan movimientos
lentos, falta de coordinación,....
- APRAXIA CONSTRUCTIVA: incapacidad de
copiar imágenes o figuras geométricas. Suele haber una mala lateralidad de
fondo.
- APRAXIA ESPECIALIZADA: sólo afecta
al movimiento realizado con determinada parte del cuerpo:
- APRAXIA FACIAL: referente a la
musculatura de la cara
- APRAXIA POSTURAL: referente a la
incapacidad de realizar ciertas coordinaciones motrices)
- APRAXIA VERBAL (el sujeto comprende
la orden que se le da, pero motrizmente es incapaz de realizarla).
- PLANOTOPOCINESIAS Y CINESIAS ESPACIALES:
el niño muestra gran dificultad en imitar gestos, por muy simples que éstos
sean, ya que ha perdido los puntos de referencia fundamentales (de
arriba-abajo, derecha-izquierda,...). El esquema corporal está muy
desorganizado.
DISPRAXIAS INFANTILES
Se trata de apraxias
leves. Dentro de las dispraxias hay también diversos grados de afectación.
Corresponde a una falta de
organización del movimiento. Suele confundirse, a veces, con la
"debilidad motriz"; de ello depende un buen diagnóstico. No hay lesión neurológica. Las áreas
que sufren más alteraciones
son la del esquema corporal y
la orientación témporo-espacial. Aunque
el lenguaje suele no estar afectado, el niño con dispraxia presenta fracaso escolar, pues la
escritura es de las áreas más afectadas.
TICS
Son movimientos repentinos e involuntarios que afectan a un pequeño
grupo de músculos y que se repiten a intervalos. Generalmente, no tienen
como causa ninguna lesión de tipo neurológico. Desaparecen durante el sueño.
Suelen aparecer entre los 6 y los 8
años y muchas veces lo hacen en la pubertad. Hay mucha variabilidad. Suelen
parecerse a gestos utilizados comúnmente.
Una persona puede tener un solo tic o varios; en
este último caso suelen realizarse
siempre en el mismo orden; también hay quien los hace simultáneamente.
Aunque pueden ser
controlados voluntariamente durante determinado tiempo, factores como la presencia de otras personas, las
situaciones de estrés emocional,... tienden a desencadenarlo y/o aumentarlo.
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PAUTAS PARA EL DIAGNÓSTICO
Un signo de alerta de que algo pasa es la coordinación de movimientos,
siendo esta significativamente inferior al nivel esperado de acuerdo con la
edad del niño y con su inteligencia general. Esta capacidad se valora mejor
mediante la aplicación individual de tests estandarizados de coordinación de
movimientos finos y gruesos. Las dificultades de coordinación deberán haber
estado presentes desde los comienzos del desarrollo (por ejemplo, no deben
constituir un déficit adquirido) y no se deberán a consecuencias directas de
déficits de la visión, de la audición o de cualquier trastorno neurológico
diagnosticable.
El grado en que el trastorno afecta principalmente a la coordinación
de movimientos finos o gruesos es variable y su forma específica varía con la
edad.
El psicomotricista, (especialista
en el tratamiento y diagnostico de trastornos psicomotores) como finalidad del
tratamiento, buscará que el niño consiga un mayor dominio sobre su propio
cuerpo y, por tanto que logre más autonomía; el trabajo terapéutico se hará
incidiendo tanto sobre el propio cuerpo como sobre las relaciones que éste
establece con el entorno.
BIBLIOGRAFIA
http://www.psicoactiva.com/cie10/cie10_46.htm
Lucía Galván Trapote
Psicóloga
Num. Col. 18562
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