Cuántas veces hemos
escuchado a algún amigo, familiar o incluso a nosotros mismos hablar de las
emociones. Es cierto que mucha gente habla de ellas y las siente, pero, ¡qué
difícil es explicar que es una emoción y explicar para que sirven! Con esta
entrada me propongo intentar resolver estas dudas.
Las emociones regulan el
funcionamiento mental, organizando tanto el pensamiento como la acción.
Constituyen así las estructuras que guían nuestras vidas, especialmente en
nuestras relaciones con los demás. Los pensamientos surgen para resolver el
problema sobre cómo alcanzar la meta establecida por la emoción que emerge de
la necesidad de contacto, o el deseo de alcanzar el bienestar, o de la
necesidad de establecer distancias. Si observamos nuestro comportamiento nos
daremos cuenta de esta realidad. En muchas ocasiones vemos a los niños realizar
un gran esfuerzo y movilizando todo su cuerpo con la única finalidad de
conseguir el objeto que ha visualizado, es capaz de realizar todo ese esfuerzo
físico solo para sentir el placer de tenerlo en sus manos. Podemos ver como al
conseguirlo sonríe feliz de haberlo conseguido.
Necesitamos de la emoción
para que nos diga que es lo que nos está afectando y para que establezca la
meta y el modo que podamos alcanzarla, y necesitamos del pensamiento para que
nos ayude a darle un sentido a nuestra experiencia, así como de la razón para
ayudarnos a imaginar el mejor modo como podemos alcanzar la meta, o podemos
satisfacer nuestro interés en nuestro contexto cultural concreto.
Las respuestas
emocionales, a través de sus componentes fisiológicos y su tendencia a la
acción, preparan y motivan a las personas para poder relacionarse con los
acontecimientos que elicitan dichas emociones. Las emociones están, a menudo, tratando
de obtener sus propias recompensas, motivan conductas que incrementan la
probabilidad de ocurrencia de otras que producen ciertos estados emocionales.
Las emociones son, de este modo, tanto fines en sí mismos (estados que deseamos
lograr o evitar) como medios que guían hacia estos fines (disposiciones para
actuar).
Las emociones, a su vez,
tienen funciones, y es que informan y comunican.
Informan porque nos
proporcionan información acerca de nuestras reacciones ante las situaciones. Y
comunican porque proporcionan información a los demás sobre nuestras
intenciones y nuestra disponibilidad para actuar. En las relaciones íntimas,
ser sensibles o perceptivos a los estados de nuestras parejas puede salvarnos
de un montón de dificultades. A su vez, si nuestras parejas reciben con
sensibilidad nuestros estados emocionales pueden hacernos sentir muy queridos.
Sin embargo, cuando sentimos que nuestra pareja no es consciente de lo que nos
está pasando podemos sentirnos bastante abandonados.
¿Cómo expresan los niños
sus emociones?
Mucho antes de que el niño
pueda comunicarse verbalmente, puede expresarse mediante gestos y sonidos que revelan su estado de
ánimo, reclaman atención, mantienen el contacto interpersonal, o avisan
de la existencia de trastornos o desajustes.
Los gestos son una de las fórmulas más eficaces de comunicación no verbal que facilitan la comunicación de experiencias afectivas. Se trata de una comunicación genéticamente programada, lo que hace de los gestos un sistema muy eficiente de comunicación, que nos permite ser capaces de sentir lo mismo que la persona que expresa sus emociones, es decir, nos dota de la capacidad de ser empáticos. Los gestos faciales están relacionados con la experiencia emocional, pero también sirven para comunicarse con los demás.
Los gestos son una de las fórmulas más eficaces de comunicación no verbal que facilitan la comunicación de experiencias afectivas. Se trata de una comunicación genéticamente programada, lo que hace de los gestos un sistema muy eficiente de comunicación, que nos permite ser capaces de sentir lo mismo que la persona que expresa sus emociones, es decir, nos dota de la capacidad de ser empáticos. Los gestos faciales están relacionados con la experiencia emocional, pero también sirven para comunicarse con los demás.
Bibliografia:
- · Greenberg, L., Paivio, S.C. (2010). Trabajar con las emociones en psicoterapia, TFE. Barcelona: Paidós
Carolina Cardona
Logopeda Col. 3644
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