Desarrollo motriz de 0 a 24 meses
Entre el nacimiento y los seis años de vida del niño se producen
importantes cambios en el ámbito físico y psicomotor cuyo objetivo es que el
niño consiga el control de su cuerpo y obtenga el máximo de sus posibilidades
de acción y expresión.
A lo largo de éste artículo exponemos los hitos más importantes en el
desarrollo de 0 a 24 meses. Hay que tener en cuenta que cada niño es un mundo y que en ocasiones los meses pueden no ser exactos ya que la maduración de cada bebé tiene, dentro de unos límites, su propio ritmo.
Nacimiento y primeras semanas de
vida
En el nacimiento y durante las primeras semanas de vida se manifiestan una
serie de movimientos característicos de los recién nacidos: los reflejos. Son
movimientos involuntarios ante un estímulo. Algunos desaparecen durante los
primeros meses de vida como consecuencia de la maduración del sistema nervioso
del niño.
-
El
reflejo de Moro, se conoce también como el reflejo del abrazo. Cuando hay un
estímulo repentino (por ejemplo un fuerte ruido), el niño abre bruscamente
brazos y piernas. Seguidamente vuelve a poner los brazos sobre su pecho, a la
vez que echa hacia atrás la cabeza. Desaparece a los tres meses.
-
Reflejo
de caminar. Con los pies descalzos sobre una superficie plana y sosteniéndole
por debajo de los brazos hace movimientos parecidos a los pasos coordinados.
Desaparece antes de las ocho semanas.
-
Reflejo
de reptación. Situado boca abajo hace movimientos coordinados que recuerdan a
un nadador. Desaparece a los seis meses. Volverá a arrastrarse hacia los 8
meses, pero ya lo hará voluntariamente.
Otros reflejos cumplen una función protectora y no desaparecen
definitivamente, es el caso del bostezo, la tos, el estornudo y el parpadeo.
De 1 a 3 meses:
En un principio, al nacer, los bebés presentan una coordinación con
movimientos bruscos y poco finos dirigidos hacia personas u objetos que entran
en su campo visual, tienen interés en atraparlos. También gozan de mirarse las
manos y jugar con ellas.
Durante el primer mes pueden empezar a sostener la cabeza durante unos
segundos y empiezan a levantarla cuando están tumbados boca abajo para empezar
a observar el mundo que les rodea.
Signos de alarma a los 3 meses:
-
No
sostiene la cabeza
-
No
sigue con la mirada objetos o personas
-
No
hay la misma actividad en ambas manos
De 4 a 6 meses:
Hacia los 4 meses ya presentan una coordinación ojo-mano menos brusca y los
movimientos son más precisos, aunque tienen que seguir perfeccionándose.
Empiezan siendo capaces de coger un objeto si se lo damos y poco a poco lo
pueden coger directamente del suelo aunque aún no son capaces de hacer la pinza
digital: coger objetos ayudándose del pulgar.
Irán mejorando la calidad y dirección de la prensión, siendo capaces hacia
el sexto mes, de pasar los objetos de mano a mano. Juegan mucho con las manos y se lo pone todo en la boca,
ya que la información que le proporciona ésta es más rica en estímulos que la
que recibe a través de las manos.
Es durante estos meses que nos los encontraremos frecuentemente
incorporados apoyándose de sus muñecas boca abajo siendo capaces de sostener la
cabeza. Es lo que se denomina “el mirón fascinado”.
Es entonces cuando los bebés pueden permanecer sentados con apoyo y ya
sostienen la cabeza solitos. Esto abre la puerta a un nuevo mundo de
posibilidades, no necesitar las manos para aguantarse permite que queden libres
para explorar, para coger y soltar cosas. Otra
característica de estos meses es que empiezan a darse la vuelta cuando están
estirados boca abajo.
Hacia el sexto
mes progresarán en la inspección de su propio cuerpo, empezando por conocer sus
pies: serán capaces de cogérselos y ponérselos en la boca.
Signos de alarma a los 6 meses:
-
Tiene
las manos cerradas
-
Dificultad
para separar brazos y piernas del cuerpo
-
No se
mantiene sentado con un apoyo
-
No es
capaz de coger objetos
-
Sigue
presente el reflejo de Moro
De 7 a 9 meses:
Han perfeccionado la habilidad de coger objetos con un movimiento más
preciso: la pinza digital. Por lo que es frecuente verlos manipulando dos
objetos a la vez, uno con cada mano, ahora ya pueden coger un nuevo juguete con
la mano libre sin tener que soltar el que ya tenían. Se distraen golpeando dos
objetos. Su interés por las personas y los juguetes va creciendo cada día más, intentando
a menudo coger objetos que están fuera de su alcance, promoviendo así el
desplazamiento libre.
Alrededor de los 8 meses los bebés comienzan a desplazarse sin llegar a
andar, utilizando para ello distintas técnicas como: gatear, reptar, remar, etc.
Los niños gatean de formas muy diferentes, todas ellas válidas. También hay
bebés que no gatean. Desplazarse solos les permitirá adquirir mayor autonomía. A
estas edades ya son capaces de sentarse sin ayuda y voltear sobre si mismos,
sobretodo si es para poder ver algo que les llama la atención como un juguete o
la presencia de sus papás.
Durante éste periodo serán capaces de ponerse de pie con ayuda, lo cual es
muy importante para preparar la musculatura para el siguiente paso: la marcha.
Nos sorprenderá encontrarlos de pie, apoyados en los muebles o bien
esperándonos cogidos a la barrotes de la cuna.
Signos de alarma a los 9 meses:
-
No se
sostiene sentado
-
No
tiene interés por tocar las cosas
-
No
realiza la pinza
-
No
hay desplazamiento autónomo de ningún tipo
De 10 a 12 meses:
Ésta es una etapa muy importante ya que durante estos meses veremos como los niños pasan de desplazarse
por el suelo a ir levantándose solos y poco a poco empezar a andar, primero con
dos apoyos (por ejemplo sostenido por los brazos) y luego únicamente con uno, gracias a que van ganando más
estabilidad y equilibrio. Hacia los 12 meses algunos ya son capaces de caminar
sin ayuda aunque suelen titubear un poco. Se pueden agachar para coger un
objeto del suelo.
Alrededor del año de vida, su coordinación ojo-mano se ha desarrollado lo
suficiente como para empezar a hacer torres con diferentes objetos y jugar a
meter unos dentro de otros Han aprendido a
soltar los objetos voluntariamente,
hasta entonces los tiraban. Son
típicos de estas edades los juegos de apilar cubos o meter circunferencias
dentro de una base.
.
Signos de alarma a los 12 meses:
-
No se
mantiene de pie
-
No es
capaz de coger objetos
De 13 a 18 meses
Hacia el final del primer año, son capaces de
caminar solos sin ayuda y con más estabilidad, incluso siendo capaces de llevar
un objeto entre sus manos. Al iniciarse la marcha aparece un nuevo reto: las
escaleras. Los niños, sin ayuda de nadie, son capaces de subir escaleras
reptando, con ayuda de un adulto, pueden hacerlo erguidos, al principio suben
escalón por escalón, primero una pierna (siempre la misma) y enseguida la otra.
Es durante estos meses que se debe plantear poner barreras
protectoras si se tienen escaleras en casa ya que la curiosidad de los niños
los puede poner en peligro.
A los 18 meses, su agilidad manual ya les permite
hacer una torre de tres cubos, pasar las páginas de un libro y utilizar una
cuchara.
Signos de alarma a los 18 meses:
-
No
camina solo (a los 15 meses)
-
No
sube escaleras
-
No
hace una torre de dos objetos
De
19 a 24 meses
Las escaleras han dejado de ser un reto, en esta etapa empezarán bajando
las escaleras con ayuda y terminarán, alrededor de los 2 años, subiendo y bajándolas solos.
Hacia los 24 meses aumenta la actividad física del niño: son capaces de correr, saltar y dar una patada a una
pelota sin perder el equilibrio.
Ya puede hacer una torre de 6 cubos. Al final del segundo año, el
movimiento y la coordinación de la mano son casi perfectos.
Signos de alarma a los 24 meses:
-
No
corre
Anna Caralt Fort
LOGOPEDA
Col. 3735
Con la col·laboración de:
Iván García Cibeira
FISIOTERAPEUTA
Col. 5969
BIBLIOGRAFIA:
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Palau,
E. Aspectos básicos del desarrollo infantil. Barcelona. Ed. CEAC, 2001
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Roman,
J.M., Sáncez, S. y Secadas, F. Desarrollo de habilidades en niños pequeños. Madrid.
Ed. Pirámide, 1996
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A. Iceta, M.E.
Yoldi. Desarrollo psicomotor del niño y su valoración en atención primaria.
ANALES Sis San Navarra 2002; 25 (Supl. 2): 35-43.
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Ruiz, C. Y Serrano, M.C. La psicomotricidad
de 0 a 6 años. Revista digital Investigación y Educación 2006. Número 23
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